A Nuestra Madre de la Salud
A Nuestra Madre de la Salud Yo quisiera sentir
la mitad de tu dolor.
Porque fuiste madre de “lo más grande” “tu hijo”.
Y delante de tus ojos lo maltrataron, injuriaron.
Pegaron y hasta lo crucificaron.
Y hasta después de muerto lo persiguieron.
¿Cómo se puede contener ese dolor tan grande?
Yo que tengo hijos, no me lo puedo ni imaginar, pues me faltaría el aire o el alma.
Pero tú, sin embargo, con esa cara, nos das ánimos y esperanza.
Porque tú que llevaste a Jesús en tus entrañas sabes que él está bien y nos estará esperando a todos.
¡Gracias Madre!, porque como todas las madres, sufres en silencio el mal de sus hijos.
¡Gracias Madre!, por mediar en tu hijo Jesús, por este siervo que te ama.
Pablo Aparicio Pozas.